Pruebas Alérgicas

¿En qué consisten las pruebas alérgicas?

 

Una vez obtenida la historia clínica del paciente a través de la entrevista con el médico donde se ha analizado la sintomatología que presenta el paciente, el lugar de residencia, el periodo de manifestación de los síntomas, los hábitos de vida, su medio ambiente, con que animales convive, condiciones de humedad, su trabajo o dedicaciones, consumo de fármacos y alimentos, etc, se procede a la realización de pruebas complementarias, que en alergología principalmente son las pruebas alérgicas.

Las pruebas alérgicas se realizan en la piel del paciente. Existen varios tipos, pero el más habitual es la prueba intraepidérmica, más conocida como  prick-test, como nos referiremos más adelante así.

Mediante las pruebas alérgicas detectamos los anticuerpos IgE específicos frente al alérgeno o sustancia a la cual está sensibilizado el paciente.

 

  • Prick-test

Para ello utilizamos extractos alergénicos. Estos extractos son soluciones líquidas ricas en proteínas que se han obtenido de la sustancia natural fragmentada que queremos estudiar (polen, ácaros…), que se ha diluido en solventes específicos y se ha filtrado, y posteriormente se han purificado las proteínas y se han esterilizado.

El paciente previamente debe haber seguido unas normas de evitación para una serie de fármacos (principalmente antihistamínicos) para que el resultado de las pruebas alérgicas sean valorables.

Se deposita una gota de cada extracto que queremos estudiar en la cara anterior del antebrazo, junto con un control positivo que es la histamina, que en todos los pacientes debería ser positivo para poder ser valorado el test y un control negativo, que suele ser una solución salina y debe dar una respuesta negativa.

A continuación se hace una punción a través de la gota sobre la piel con una lanceta que tiene una punta de 1 mm y unos topes a los lados para que solo penetre la punta en la piel. Esta lanceta debe ser presionada y mantenida en ángulo de 90 grados sobre la superficie cutánea. Esta prueba se repite para cada gota, aplicando siempre la misma presión. Esta técnica es con la lanceta estandarizada (standardized needle, ver dibujo). Tras un tiempo de 15-20 minutos se leen los habones, y se consideran positivos aquellos que poseen un diámetro igual o superior a 3 mm.

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Lanceta estandarizada (standardized needle)

Una variante de esta prueba es el prick-prick, que consiste en pinchar con la lanceta la sustancia en estado natural (por ejemplo, una fruta), y a continuación hacer la punción con la misma lanceta en la piel. Se utiliza especialmente con alimentos frescos.

Ver recomendaciones para pruebas alérgicas mediante prick-test.

 

  • Prueba Intradérmica

Otra variante es la prueba intradérmica que se utiliza para algunos alérgenos como fármacos especiales, veneno de himenópteros (abeja y avispa) o en personas con una sensibilización débil, donde las pruebas en prick sean insuficientes.

La prueba intradérmica consiste en la inyección directa de extracto en la segunda capa de la piel del paciente (dermis); generalmente, se aplica en el antebrazo, con una aguja extremadamente fina, y se procede a la lectura de forma similar a como se hace en el prick.

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Prueba Intradérmica

  • Pruebas Epicutáneas – Test del Parche

La pruebas epicutáneas o test del parche se utilizan para estudiar la dermatitis de contacto, cuando se sospecha que el contacto con una sustancia puede desarrollar eccema en la piel.

En este caso, la sustancia se mezcla habitualmente con vaselina y se pone en contacto con la piel, por medio de unos apósitos especiales o parches de polietileno, manteniendo la sustancia en contacto permanente con la piel durante dos días. Se dispone de una numeración para identificar la sustancia aplicada en cada lugar y se aplica encima papel adhesivo para evitar que se desprendan los parches.

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Pruebas Epicutáneas – Test del Parche

Al igual que ocurre con las otras pruebas, la sustancia se debe aplicar en unas concentraciones óptimas. A las 48 horas se levantan los parches y se observa si hay eccema donde estaba la sustancia estudiada. A las 96 horas, sin haber lavado la zona, se hará una última lectura.

Ver recomendaciones para pruebas epicutáneas.

 

¿Cuándo se deben realizar las pruebas alérgicas?

Cuando se sospeche una enfermedad alérgica, ya sea respiratoria, cutánea, por alimentos, medicamentos o por picaduras de himenópteros.

Al contrario de lo que mucha gente cree, no hay un límite de edad para la realización de las pruebas alérgicas, aunque en ocasiones la enfermedad se desarrolla antes de que se puedan detectar unas pruebas alérgicas positivas. En estos casos, es posible que una prueba inicialmente negativa se vuelva positiva si se repite al cabo de unos meses.

Se puede dar el fenómeno contrario: la alergia al huevo o la leche en los niños puede desaparecer con el tiempo. En estos casos, cabe repetir las pruebas de forma periódica para ayudar a valorar si el niño tolerará el huevo o la leche si se le administran nuevamente.

 

¿Qué sustancias se deben incluir al hacer pruebas alérgicas?

«El mejor alergólogo es el alergólogo local.»

Esta afirmación alcanza su máxima importancia si se tiene en consideración que una persona se hace alérgica a aquello que le rodea. Por lo tanto, el patrón de sensibilización de una población dependerá del ambiente en el que vive.

En la zona mediterránea próximas al mar las condiciones de lluvia, humedad ambiental y temperatura suave favorecen el crecimiento de ácaros del polvo, mientras que impiden que se registren concentraciones muy altas de polen en el aire.

En las zonas de secano de la provincia de Alicante podemos encontrar pólenes de malezas como salsola y en las zonas de regadío pólenes de gramíneas, parietaria y olivo.

Por todo ello, cuando se hacen pruebas alérgicas, inicialmente se tenderá a probar un panel de alérgenos propios de la región o zona de residencia, independientemente de que se puedan hacer otras pruebas más específicas dependiendo de los datos clínicos que refiera el paciente (como por ejemplo, la convivencia con mascotas).

Habitualmente para las pruebas cutáneas se utiliza una batería estándar base consistente en extractos con ácaros del polvo doméstico y de depósitos, pólenes de árboles que en nuestra zona contiene olivo, ciprés, palmera y pino, polen de gramíneas, polen de malezas entre ellas salsola, parietaria y artemisia, hongos y epitelios de perro y gato y plumas.

Ver recomendaciones para las pruebas alérgicas.